El miedo al abandono
El miedo al abandono…
no siempre empieza con una relación de pareja.
A veces nace mucho antes.
En casa.
Con la familia.
Con esas amistades que un día estaban… y de repente ya no.
Es un miedo que se forma poco a poco,
cuando necesitaste a alguien y no estuvo.
Cuando lloraste sola en tu cuarto porque no querías “molestar”.
Cuando te callaste lo que sentías porque sabías que no lo iban a entender.
Cuando te dijeron “tú puedes sola” sin preguntarte si querías estar sola.
El abandono no siempre es físico.
También es emocional.
Y duele igual —o incluso más.
Es ese silencio que duele más que un grito.
Es esa ausencia que te hace sentir invisible aunque estés rodeada de gente.
Es esa amistad que te prometió lealtad y te dejó cuando más la necesitabas.
Es esa familia que minimizó tu dolor o nunca te protegió cuando debieron hacerlo.
Y sí…
también está el abandono de pareja.
Ese que se siente como si te arrancaran el alma.
Porque justo cuando por fin pensaste que podías confiar,
que no te volverían a dejar… lo hicieron.
Entonces, empiezas a vivir a la defensiva.
Te vuelves experta en detectar señales de que alguien se va a ir.
Te preparas mentalmente para ser “la fuerte”.
Pero por dentro, solo eres una niña con miedo de quedarse sola otra vez.
El miedo al abandono te hace dudar del amor.
De los demás.
Y de ti.
Pero hoy quiero hablarle a esa parte rota de mí —y de ti—
para recordarnos que no somos difíciles de amar.
Que merecemos vínculos reales, seguros, presentes.
Que no hay nada malo en necesitar compañía, consuelo y presencia.
Y si alguien se va…
que no se lleve tu valor con él.
Porque tú vales, incluso cuando los demás no supieron verlo.
Sanar esta herida no es fácil.
Pero es posible.
Y empieza aquí:
reconociendo que no fuiste exagerada, ni intensa, ni débil.
Solo estabas buscando lo que siempre mereciste:
no ser abandonada otra vez.
Comentarios
Publicar un comentario