💛 Los que nunca se fueron - 💛 The Ones Who Never Left

 Entre tanto dolor, abandono y traición…

hay personas que merecen ser nombradas con letras grandes.
Mis tres primos.
Crecí con ellos. Reí con ellos. Lloré con ellos.
Y aunque la vida nos haya llevado por caminos distintos,
ellos siguen ahí…
con sus mensajes inesperados,
sus llamadas en los momentos más importantes,
y su presencia cuando más los he necesitado.

Después de que mi mai falleció, hubo un vacío en mi alma.
Un silencio que solo el amor genuino podía sostener.
Y ahí estuvieron ellos.

Uno de ellos, el que la familia llama “el loco”…
ese es pura vida.
Se atreve a todo, hace reír a cualquiera,
tiene ese don de quitarle peso a las cosas con solo una frase.
Él ha sido mi vacilón, mi distracción, mi terapia gratuita.
Una locura con corazón.
Y aunque es un vacilón, cuando hay que estar, él está.

El otro primo, más callado, más tranquilo…
pero que se las trae.
Tiene ese tipo de cariño que no necesita palabras.
Está ahí, observando, entendiendo, sintiendo.
Y en los momentos más duros, también ha estado firme.
Callado, pero presente. Y eso vale oro.

Ambos estuvieron conmigo ese día tan difícil en el funeral de mi mai.
Y eso, para mí, vale más que cualquier regalo o palabra bonita.
Su presencia fue un abrazo sin decirlo.

Y mi prima hermana…
Ay, mi cómplice. Mi otra mitad cuando se trata de locuras, risas y bochinches.
Esa que nunca tiene un “no” para mis inventos,
la que entiende mi forma de hablar sin terminar la frase,
la que me escucha sin juzgar… aunque a veces tenga su actitud bien bitch 😅
Con ella comparto todo: desde lo más profundo hasta el chisme más grande.
Y aunque no hablamos todos los días,
sabemos que estamos conectadas de una forma que no necesita explicaciones.

Entre tantas personas que me fallaron,
ustedes tres nunca lo hicieron.
Gracias por existir, por ser familia, por ser luz.
Gracias por seguir siendo hogar…
a pesar de todo, a pesar de todos.

- English 

In the middle of so much pain, abandonment, and betrayal...
there are people who deserve to be named in bold letters.
My three cousins.
I grew up with them. Laughed with them. Cried with them.
And even though life took us down different paths,
they’re still here.
With random messages,
calls in the most important moments,
and their presence exactly when I’ve needed it most.

After mi mai passed away, there was a hole in my heart.
A silence only real love could carry.
And they showed up.

One of them, the one the family calls “the crazy one”…
he’s full of life.
He’ll do anything, make anyone laugh,
he has that gift of making things lighter with just one sentence.
He’s been my comic relief, my distraction, my free therapy.
A wild heart with good intentions.
And when it really matters—he’s there.

Then there's the quieter cousin...
calm, low-key—but don’t be fooled.
He’s deep.
The kind of love that doesn’t need words.
He observes, understands, feels.
And in my hardest moments, he stood firm.
Silent, but present. That’s priceless.

Both of them were there with me on the hardest day:
mi mai’s funeral.
And that meant more to me than any gift or sweet word.
Their presence was like a silent hug that held me together.

And my cousin-sister...
Oh, my partner in crime.
My other half when it comes to crazy ideas, laughter, and chisme.
The one who never says no to my chaos,
who understands me even when I don’t finish the sentence,
who listens without judgment—even if she can be a little bitchy sometimes 😅
We don’t talk every day,
but when something major happens, we both know the phone is going to ring.
We have our own language, our secrets, our bond.

Out of all the people who failed me—
you three never did.
Thank you for existing, for being family, for being light.
Thank you for staying close...
despite everything, and despite everyone.